El presidente Uribe Vélez antes de partir hacia Washington donde su tutor lo condecorará por los favores recibidos, decidió incluir a la Iglesia Católiuca al Vaticano en la Misión Humanitaria para recibir a los rehenes que van a ser liberados por las FARC. Ojalá esta no sea otra forma perversa de Uribe Vélez de atravesarle palos al éxito de la misión humanitaria, que está casi lista y en condiciones de recibir las coordenadas de las FARC. Incluir a última hora a la Iglesia, puede dilatar la operación, porque como lo señaló el padre Darío Echeverri se requiere la aprobación de ambas partes. Uribe, como siempre, tira la piedra y esconde la mano.
Nadie puede objetar la presencia de la Iglesia Católica o del Vaticano en este tipo de acciones humanitarias en las cuales han participado siempre. Prelados como monseñor Luis Augusto Castro y el padre Darío se han destacado en esta labor de tiempo atr{as, no así el cardenal Rubiano qie se coloca siempre del lado del odio y la guerra uribista. Son las contradicciones en esta institución.
Esperemos que Uribe Vélez no pretenda utilizar a la Iglesia con la perversa intención de crearle dificultades a la misión humanitaria, que tendrá que adelantarse como está prevista y el espacio para la Iglesia está en las acciones futuras que seguramente se desencadenarán en pro de la paz y el acuerdo humanitario.
Carlos A. Lozano Guillén
Bogotá D.C. enero 12 de 2009
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