lunes, 14 de febrero de 2011

Egipto retoma rutina sin rebajar expectación por cambios demandados

La plaza Tahrir del centro de El Cairo
El Cairo.-(PL) Tiendas abarrotadas de corazones rojos, regalos y tarjetas alegóricas al Día de San Valentín confirman hoy que Egipto retoma progresivamente su rutina, aunque quienes hicieron caer a Hosni Mubarak siguen expectantes a los cambios demandados.


La frenética actividad comercial volvió a apoderarse de puestos callejeros y mercados establecidos tratando, en muchos casos, de recuperar pérdidas con seductoras ofertas para el día del amor y la amistad, luego de 20 jornadas de parálisis nacional casi total.

Sin embargo, ningún rincón de esta nación árabe, y mucho menos su capital, escapan al ambiente generalizado de incertidumbre, dado que desde el domingo Egipto es un país sin parlamento ni Constitución, un territorio literalmente sin ley.

La plaza Tahrir del centro de El Cairo, donde nació la revuelta popular el 25 de enero y se definió la resistencia que provocó el derrocamiento del presidente Hosni Mubarak, es la mejor prueba de que la aún endeble transición genera muchas dudas y expectativas.

Pese a que la policía militar reabrió esa zona capitalina al tráfico de vehículos, luego de desmontar tiendas de campaña y desalojar a los manifestantes que pernoctaron allí durante 20 días, este lunes es palpable cierto caos adicional al habitual en esa zona comercial.

Cientos de egipcios continúan afluyendo hacia Tahrir, unos para pisar el lugar símbolo de la revuelta triunfante y otros -los más- para dejar constancia a las nuevas autoridades militares de que la juventud no se desmovilizará hasta ver sus demandas cumplidas.

El Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (CSFA) anunció ayer que suspendía la Constitución, disolvía las dos cámaras del parlamento y gobernará durante seis meses o hasta que se realicen elecciones presidenciales y legislativas, en fecha aún sin definir.

Si bien esas medidas fueron un indicativo de que se comienzan a honrar los reclamos de la calle, la cúpula castrense omitió hacer referencia a la derogación de la ley de emergencia, vigente desde 1981, o a la liberación de cientos de prisioneros políticos.

Aunque se presume que la invalidación temporal de la Carta Magna implica la cesantía del vicepresidente, Omar Suleiman, nombrado por Mubarak a finales de enero, los militares no lo han dicho con claridad.

Incluso, avalaron al gobierno del primer ministro, Ahmed Shafiq, designado por el ya ex jefe de Estado, y todos los ministros y gobernadores provinciales se mantienen en funciones.

Consultado por Prensa Latina, el especialista del Centro Al-Ahram para Estudios Políticos y Estratégicos Nabil Abdel Fattah comentó que, si bien Mubarak ya no está en la presidencia de Egipto, el esquema cívico-militar de su mandato continúa prácticamente intacto.

Según el analista, en la actual coyuntura debería iniciarse un camino hacia una legalidad renovada que concluya con la entrega del gobierno a autoridades civiles, pero nadie puede arriesgar plazos sobre cuándo el Ejército concluirá la anhelada transición.

La latente insatisfacción popular, pese al elogio a las recientes medidas, hace previsible nuevas protestas e, incluso, una prolongación del forcejeo entre manifestantes y la policía militar en la plaza Tahrir, de ahí que tampoco se descarte la imposición de la ley marcial.

Por lo pronto, para el próximo viernes está convocada una "marcha de la victoria", que podría capitalizar el ambiente de celebración predominante en el país o combinarlo con renovadas presiones a la cúpula castrense para que acelere los cambios.

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