miércoles, 6 de julio de 2011

Política Información Economía Internacional Laboral Deportes Reportajes Educación Cultura Sucesos Caracas, 22 de junio de 2011 La repugnante posición de los voceros de la ultraderecha venezolana






Horroriza a los ciudadanos el extenso armamento que estos sujetos poseen dentro del penal. Lo único que falta es que tengan un tanque de guerra o una bomba atómica; porque todas las armas de guerra ya las poseen para hacer de estos penales un feudo donde se hace la santa voluntad de los llamados “líderes negativos”.

Es bien sabido que en cualquier país capitalista a estos asesinos ya les habrían caído a plomo las fuerzas del Estado sin contemplaciones para restablecer el orden. Pero en un país donde se respetan los derechos humanos se ha tratado de dialogar con ellos para que depongan las armas pacíficamente, sin recurrir a medidas

Lo peor del caso es que voceros de esa oposición apátrida les mienten al país y al mundo, diciendo que el Gobierno bombardeó las cárceles y los barrios vecinos, como sí hacen rutinariamente el imperialismo y sus aliados, que indiscriminadamente provocan la muerte de centenares de civiles. ¡Qué canallas!

Todo parece encajar en un plan estudiado y calculado minuciosamente para crear las condiciones de desestabilización a gran escala. Hoy es El Rodeo, mañana serán otras cárceles donde ya ha habido indicios de “solidaridad” con estos sujetos, que están pidiendo con la mayor desfachatez que se retire la Guardia Nacional Bolivariana y solicitan la renuncia del Ministro para las Relaciones Interiores y Justicia.

Este viejo diablo se pregunta si con la facilidad con que estos “pranes”, como les llaman, entraron todo este armamento pesado a un penal donde se supone que para ingresar una persona a visitar a alguien le revisan hasta las uñas. ¿Cuánto armamento de este tipo tendrán los opositores en sus casas o en los galpones de sus empresas? O, ¿cuántas personas, tipo paramilitares, habrá por todo el país esperando la orden para entrar en acción?

No está de más que los organismos de inteligencia y la contraloría social agudicen todos los sentidos para estar alertas ante cualquier movimiento sospechoso, porque el enemigo no descansa en su afán por desestabilizar al país con la natural complicidad de la quinta columna enquistada en algunas esferas del Estado.

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