viernes, 26 de agosto de 2011

Una Agenda Humanitaria para Colombia

La población civil no puede seguir soportando los estragos de la guerra, el uso desproporcionado del poder destructor y de recursos y la arbitrariedad de los ejércitos, mientras la insurgencia y el gobierno, actores que desarrollan el conflicto armado en el país, encuentran la refundida llave de la puerta de entrada a un proceso de paz que recorra el camino de la exploración de posibilidades reales, acercamientos discretos y esfuerzos imaginativos conjuntos; dejen de lado las mutuas recriminaciones y señalamientos y; construyen una hoja de ruta, pensando en un país de bienestar general y democracia profunda, para la reconciliación y solución definitiva del conflicto.


Distintos sectores de la sociedad civil y la comunidad internacional vienen ayudando, no sin muchas dificultades, a crear una atmosfera de confrontación que madure en el desarrollo mismo del conflicto las condiciones de su propia evolución hacia escenarios políticos, en un contexto precedido por una agenda humanitaria centrada en la salvaguarda de la población civil, su bienestar y tranquilidad.

Lo que se viene haciendo, con mucho esfuerzo, es avanzar en un proceso en el cual se asume el conflicto en su estado actual de desarrollo, abordando las potencialidades creativas y destructoras del mismo como aquello que existe realmente y hay que transformar, en una proyección que reclama y propone acciones precisas para superar las necesidades o urgencias de la vida nacional en lo inmediato, comprendiendo a la población civil como una comunidad de seres humanos que debe vivir, crecer y desarrollar su existencia con la mayor dignidad posible.

Resulta un imperativo de la mayor importancia exigir a los responsables de conducir las operaciones militares el reducir los costos humanos y sociales de la confrontación - para no hablar de los otros - en el entendido que todos justifican sus acciones basados en la defensa y el respeto a la vida y la dignidad humana. Demandar de ellos no que suscriban los acuerdos humanitarios y las leyes de la guerra, sino que los pongan en práctica de manera unilateral en un cumplimiento juicioso y ético de lo allí contemplado.

Sobre este supuesto esencial, es bueno recordar, que no se debe involucrar ni comprometer a la población civil en el desarrollo del conflicto militar, no se puede inhabilitar los territorios y convertir las zonas productivas en campos de batalla, sembrar indiscriminadamente minas en zonas que comprometen la población o realizar bombardeos de manera arbitraria afectando áreas estratégicas para la vida de las comunidades; no se puede reclutar por la fuerza o utilizar niños en labores de inteligencia operativa, se deben conservar libres las vías de circulación, no utilizar los vehículos de servicio público para transportar tropa, armas y explosivos, respetar la misión medica y la labor humanitaria, no se puede obligar a la población a desplazarse, ni perseguirla, torturarla, asesinarla… Se debe respetar la integridad física y moral de las mujeres, los ancianos y niños… Las comunidades deben ser respetadas por tanto no deben existir retenes, empadronamientos, carnetizaciones, controles a los medicamentos y mercados de subsistencia, no utilizar los centros comunales o las escuelas como trincheras o alojamiento militar … entre otros aspectos del derecho Internacional Humanitario que hacen relación a la población civil.

Hace parte del compromiso humanitario, que las fuerzas beligerantes tengan claridad sobre sus objetivos militares y determinen en la premeditación de la acción las implicaciones que la misma pueda tener sobre la población civil.

El propósito fundamental de una agenda humanitaria consiste en garantizar, conforme lo dispone el derecho internacional humanitario en relación con los conflictos armados, la salvaguarda y protección de la población civil, sobre la base de los derechos fundamentales que están siendo violados, así como la atención adecuada y oportuna a los heridos de las partes y, el trato digno y respetuoso para el prisionero de guerra.

Desde hace varios meses viene andando desde distintos sectores de la sociedad civil la necesidad de generar una movilización social dirigida a la construcción de una constituyente humanitaria que dote al país de un mandato humanitario que exprese las necesidades y urgencias que tiene el país al respecto y contribuya a crear la atmosfera de confrontación que mueva la guerra hacia la arena política.

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