lunes, 27 de febrero de 2012

Cacica Gaitana, una mentira institucional

Por:  ConfidencialColombia.com   
                       
Más allá de la falsa desmovilización de la Compañía Cacique la Gaitana y la participación de Olivo Saldaña y de su gente en una farsa que tiene hoy al excomisionado Luis Carlos Restrepo con una orden de captura internacional, hay toda una estrategia coordinada por mantener una mentira que se convirtió en institucional durante el gobierno del presidente Álvaro Uribe.

El episodio de la falsa desmovilización de la compañía Cacica la Gaitana, que tiene hoy a las puertas de la cárcel al excomisionado Luis Carlos Restrepo, es tan solo uno de muchos eslabones de una gran estrategia de inteligencia militar auspiciada por asesores muy cercanos al expresidente Álvaro Uribe y por otros funcionarios de reconocidas instituciones. Aún en medio de los rumores por la falsedad en testimonio de alias “Olivo Saldaña”, este exguerrillero se convirtió durante casi cuatro años, en niño consentido del gobierno Uribe.

La desmovilización de la Cacique Gaitana que fue presentada en su momento como “el más duro golpe a la moral de combate de las Farc en toda su historia” y que generó en el 2006 un efecto mediático de gran impacto, fue tan solo el principio de una serie de episodios que fueron más allá de la legitimación de un exguerrillero como gestor de paz. También fue la implementación de una estrategia para posicionar la llamada Farc-política, ampliar el enfoque de la Ley de Justicia y Paz y generar en los guerrilleros de las Farc la impresión de que todo andaba mal.

Sin embargo, en ese entonces, pasó desapercibido que el mismo personaje que el Gobierno Uribe escogió para promover desmovilizaciones se haya convertido en el testigo clave contra los opositores del mismo Presidente.

Raúl Agudelo, conocido como Olivo Saldaña es tal vez uno de los hombres claves del gobierno Uribe. Agudelo pasó de ser un desconocido hombre de guerrilla, de muy bajo perfil capturado en el 2004, a un hombre “consentido” al que se debía cuidar y ofrecer grandes beneficios a cambio de una gran mentira. La pregunta es ¿quién es el verdadero padrino de Raúl Agudelo?

En el 2006 el general Lelio Suarez Tocarruncho fue quien propuso a Raúl Agudelo desmovilizarse públicamente con un grupo no tan real de guerrilleros para generar un gran golpe de opinión. La coyuntura de ese entonces y el impacto “negativo” que estaban ocasionando las masivas desmovilizaciones de paramilitares, requerían de un hecho que no sólo desviara la mirada hacia otro punto, sino que además diera la apariencia de que las Farc no estaban en su mejor momento.

La relación de Raúl Agudelo Medina, alias Olivo Saldaña con las estructuras de inteligencia del Ejército de Colombia es más estrecha de lo que se cree. Luego de su desmovilización, Saldaña se convirtió en la pieza clave de la inteligencia militar para identificar a presuntos colaboradores de las Farc y detectar sitios estratégicos de la guerrilla en el sur en el sur del país.

En declaraciones a la prensa un alto Oficial de la Quinta División del Ejército afirmó que “el trabajo de cooperación de “Olivo” es exclusivo con esa unidad, ni siquiera los batallones o la Sexta Brigada reciben información”.

Entre marzo de 2006 a febrero de 2011, casi 5 años, Raúl Agudelo hizo lo que quiso con el aval del gobierno Uribe. Desde sus centros de reclusión, una vez desmovilizado pero con el letrero de “redentor” de los guerrilleros presos, empezó a gestar todo un movimiento que terminó siendo avalado por una organización internacional como Manos Por la Paz.

Con el auspicio del entonces director del Inpec, coronel Carlos Alberto Barragán y luego bajo la administración de la señora Teresa Maya Soto, Agudelo tuvo grandes privilegios desde su celda. Organizó cuanto evento quiso y recibió para sus familiares grandes beneficios y medidas de seguridad que no han logrado ni siquiera algunas víctimas amenazadas.

Fuentes consultadas por Confidencial Colombia, aseguran que fue José Obdulio Gaviria quien en más de dos ocasiones intervino ante el Ministerio del Interior para que las medidas de seguridad a la familia Saldaña no fueran retiradas. La misma fuente agregó que Álvaro Agudelo, hermano de Raúl, se paseaba en un carro oficial con escoltas a quienes extorsionaba y amenazaban constantemente si decidían hablar. En entrevista con Confidencial Colombia el ex asesor presidencial, aseguró que solo vio a Olivo Saldaña una vez, en un acto de reconciliación. ( ver entrevista )
 
Dos años después de su desmovilización (2006), con la ayuda del entonces Alto Consejero para la Reintegración, Frank Pearl; del Vicepresidente, Francisco Santos y de asesor Jose Obdulio Gaviria, se empezó a propiciar todo un acto público de perdón del que saldría muy bien librado Raúl Agudelo y el cual justificaría su posterior nombramiento como gestor de paz.
 
 
 Imagen de muestra
 Olivo Saldaña dándole la mano a Jose Obdulio Gaviria, asesor presidencial de Uribe, en marzo de 2010. Foto tomada de Agencia Bolivariana de Prensa
 
 
El 19 de julio de 2008 tuvo lugar en la cárcel La Picota un acto de reconciliación, liderado por Raúl Agudelo, alias Olivo Saldaña en el que participaron la fundación Tejido Humano, una organización de servicio a discapacitados, viudas y huérfanos de la Fuerza Pública y civiles víctimas de minas antipersonas y cerca de 700 exguerrilleros de las Farc pertenecientes al movimiento Manos por la Paz en el que Saldaña fue el protagonista “redentor”, fue promovido por instituciones y personas que hoy parecen olvidarse del tema con el argumento de que no sabían quién era Raúl Agudelo en realidad.

La convocatoria de ese evento estuvo a cargo de funcionarios del Inpec, de la Fundación Tejido Humano, de la Vicepresidencia y de la Alta Consejería para la Reintegración. En su discurso de perdón Raúl Agudelo no solo quedó como el gran líder de la desmovilización desde las prisiones sino que lo hizo merecedor, en marzo de 2009, como gestor de paz, aun desconociendo las declaraciones públicas de alias “Rojas”, en las que se evidenció la falsa desmovilización.

En ese entonces Rojas afirmó: “Hay un falso positivo del 2005 y 2006 que el país no conoce. Fue planificado por Raúl Agudelo Medina, alias “Olivo Saldaña”‘; Hugo Rojas Yepes, narco-paramilitar extraditado; Jaime Ariza, comandante paramilitar de Bogotá; Padilla, narco-paramilitar extraditado; general Mario Montoya Uribe, comandante del Ejército; Luis Carlos Restrepo, Comisionado de Paz; Lelio Suárez Tocarruncho, fiscal 12 de Patrimonio de Ibagué, que para la época era el general encargado de la Inteligencia del Inpec”.[3] La desmovilización del frente fue en su momento usada ante la opinión pública para mostrar supuestos golpes en la lucha contra el terrorismo en vísperas de las elecciones presidenciales de 2006, dejando una imagen favorable del presidente Álvaro Uribe Vélez que estaba aspirando a un segundo término”.

Amplia participación también tuvo el entonces director de la Unidad de Justicia y Paz de la Fiscalía, Luis González León, quien no solo guardó silencio ante tanta mentira, sino que optó por no investigar los antecedentes de quien se convirtió, en ese entonces, en el ejemplo a mostrar en materia de justicia y paz: un guerrillero desmovilizado que decidió delatar y contar las grandes barbaries de la guerrilla. Aun queda por aclarar por qué el fiscal González no fue quien lideró los interrogatorios de los desmovilizados de la Cacica y dejó esta tarea en manos de los militares.

Fuentes de la misma Fiscalía afirman desconocer las razones por las cuáles Luis González se hizo el de “la vista gorda” ante los rumores de falsedad y más bien decidió separar de su cargo al también fiscal Carlos Arias, quien ya estaba siguiéndole los pasos a la farsa.

Desde el 2009 el gobierno Uribe emprendió toda una campaña para legitimar a este personaje. El vicepresidente Francisco Santos, a través de un asesor de nombre Mario Agudelo intervino ante la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación (CNRR) para que la labor de Agudelo fuera avalada y reconocida como un acto de reparación.

Los asesores del Área de Reconciliación de la desaparecida CNRR, siempre se mostraron escépticos ante la que llamaron “presión constante” de parte de la Alta Consejería para la Reintegración y de la Vicepresidencia para patrocinar actos en beneficio de Agudelo. En más de una ocasión el hermano de Raúl Agudelo, Álvaro Agudelo acudió a la Comisión para explicar la importancia de contar con su apoyo. Pero la insistencia no fue en vano, en unos de sus documentales la CNRR “los desmovilizados y la reconciliación”, quedaron plasmadas declaraciones de Raúl Agudelo en las que hizo expresa su buena intención de paz, aún a pesar de que los rumores del engaño seguían en el ambiente.

Según las misma fuente que consultó el Confidencial Colombia, fue también José Obdulio Gaviria como líder de la Federación Nacional Sindical “Liderazgo Campesino”, el que vinculó a Álvaro Agudelo, hermano de Raúl y a alias Nicolás, otro guerrillero desmovilizado, en este sindicato. Gaviria asegura que ellos son campesinos que tienen el derecho a estar en la asociación.

La campaña también se extendió a los medios de comunicación. En no menos de quince ocasiones, el exministro Fernando Londoño, amigo cercano a Uribe, a través de su programa La Hora de la Verdad de la cadena radial Súper, exaltó las virtudes de Raúl Agudelo y en momento en que los beneficios de la política de reinserción tambaleaban, llamó la atención para que se corrigieran errores y no se desaprovechara la oportunidad de tener a Agudelo como aliado. Es más, fue el mismo Fernando Londoño quien se llevó “coincidencialmente”, la chiva de las primeras declaraciones de Raúl Agudelo cuando fue designado gestor de paz.

Consecutivas entrevistasle realizó Fernando Londoño a su desmovilizado estrella, tanto así que su programa la Hora de la Verdad se convirtió, por un tiempo, prácticamente en el medio oficial de Raúl Agudelo.

Resulta inexplicable el por qué el gobierno Uribe mantuvo una farsa durante tanto tiempo y se abstuvo de solicitar el retiro de los beneficios jurídicos que se concedieron a Raúl Agudelo a través de la Ley de Justicia y Paz.

Sólo hasta febrero 2011 el gobierno Santos retira el título de gestor de paz a olivo Saldaña y la Fiscal Vivian Morales reacciona en junio de 2011 cuando pidió excluir a Raúl Agudelo de justicia y paz. Cinco años tuvo Raúl Agudelo para hacer hasta lo inimaginable, con el apoyo de todo un equipo del gobierno Uribe y con los ojos ciegos de la Fiscalía.

Pero ahora pareciera que el único culpable es el excomisionado Luis Carlos Restrepo, el mismo a quien José Obdulio le hizo mal ambiente durante el gobierno Uribe a quienes muchos en el circulo Uribe vieron llegar como paracaídas.

Lo anterior sin desconocer la participación y responsabilidad de otros muchos personajes en este show de la Cacica Gaitana. El general Montoya, como comandante del Ejército, el coronel Castellanos, que se niega a dar la cara y quien fuera el enlace directo entre Raúl Agudelo y la oficina del Alto Comisionado y que también jugó el mismo papel durante todas las desmovilizaciones de los grupos paramilitares, al igual que el coronel Ariza y el asesor Alejandro Albarracín encargado por Luis Carlos Restrepo de coordinar todas las desmovilizaciones.

Debería la Fiscalía mirar más allá de la falsa desmovilización de la compañía Cacica Gaitana y de los efectos judiciales que pueda generar este hecho. Lo de la Cacica tiene tanto de jurídico como de político y responde a toda una estrategia de un grupo de asesores del expresidente Uribe. Una mentira que sostuvieron estratégicamente durante cuatro años y que parece haber pasado desapercibida por la Fiscalía.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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