viernes, 10 de febrero de 2012

“Por desgracia pocas personas saben que La Izquierda es el único partido que conoce la salida de la crisis”. Entrevista

Jakog Augstein, editor del semanario Freitag, conversó con el ex Presidente de La Izquierda Oskar Lafontaine en el Maxim-Gorki-Theater de Berlín.
Jakog Augstein, editor del semanario Freitag, conversó con el ex Presidente de La Izquierda Oskar Lafontaine en el Maxim-Gorki-Theater de Berlín.

Jakob Augstein: Cuando ayer me dijeron que Sahra [Wagenknecht] no vendría, que en su lugar vendría Oskar, se me escapó la risa nerviosa. Como si estuviera en una película de Helmut Dietl o en un sketch de Loriot. Ahora puedo preguntarle, ¿qué papel juega su aspecto físico o su peinado en la política?


Oskar Lafontaine: Y yo puedo responderle que soy célebre por irradiar una erótica fría.

Lo absurdas que llegan a ser estas preguntas se hace así evidente. Pero tengo que decir que si hubiera venido Sahra Wagenknecht no hubiera hecho ninguna alusión a su peinado.

Le trasladaré de todos modos la pregunta. [1]

Lo que de verdad me ha ocupado estos últimos días ha sido sobre todo el affaire de nuestro Presidente [Christian Wulff]: ¿no le sorprende que los medios de comunicación y los lectores hayan llegado a una valoración tan diferente? Muchos hablan ya de una persecución.

No me sorprende. Gran parte de la población no tiene nada contra los tabloides y sus chismes. Pero cuando atropellan a alguien la mayoría dice: es suficiente.

Pero la cercanía de un político a los ricos inquieta a la mayoría de la gente claramente mucho menos que a mí.  

Los políticos no han de dejarse cooptar por los ricos. De alguien como Christian Wulff por desgracia ya no puede creerse que las nobles virtudes que predica él mismo las practique. Pero honestamente, no es algo que me preocupe en demasía. A menudo me pregunto si el cargo de Presidente de la República sigue siendo después de todo necesario. Cuando fui Presidente del Bundesrat [Senado] tuve que representar en alguna ocasión al Jefe de Estado. Ahí me di cuenta de lo “estresante” que era en realidad el cargo. De hecho, podría ejercerlo el Presidente del Bundesrat sin problemas. Las decisiones más importantes podrían asignarse al Tribunal Constitucional.

¿Ha desaparecido la aspiración a los valores universales?

Se articula más bien de manera inconsciente, con el descontento hacia el neoliberalismo, que ha reducido a los hombres a la categoría de mercancías. Se trata de un desarrollo social mórbido. La gente se da cuenta de que los valores desaparecen cada vez más y más en el campo burgués.

¿No es tarea de las élites dar a conocer las perspectivas de mejora? O dicho de otro modo: ¿no necesita la gente líderes?

La idea tiene en un principio raíces religiosas, la idea de igualdad, la idea de que la dignidad del hombre es inviolable, es una idea cristiana. [2] La idea fundamental de la izquierda deriva de la igualdad de los hombres ante Dios, la idea de amor al prójimo. La única tarea de la élite es argumentar a su favor, en el sentido de la Ilustración.

¡Usted tiene que saber de lo que habla! Junto con Gregor Gysi fundó, sin apoyos externos, un nuevo partido.

Sin embargo debemos explicar y convencer. Nuestro propósito fue establecer un contrapoder que se opusiese a los desarrollos sociales entonces dominantes. Naturalmente, también porque el SPD [Partido socialdemócrata alemán] y Los Verdes son partidos neoliberales. No se trata más de abrirse paso solamente a la retórica dominante del neoliberalismo.

Podemos verlo en la expresión crisis de deuda. Con ella se ha hecho política. Pero lo que tenemos no es ninguna crisis de deuda, sino una crisis bancaria e institucional.

¡Mire, ahí estamos plenamente de acuerdo! Las palabras son instrumentos de dominación. Los conceptos modelan nuestro pensamiento, nos esclavizan. A menudo me he dado cuenta de cómo yo mismo he caído en clichés. Siempre intento asegurarme de tener una idea clara de las cosas. Una palabra como terrorismo, pongamos por caso. Siempre le pregunté a Angela Merkel: señora canciller, Ud. quiere combatir el terrorismo. ¿Pero qué quiere decir exactamente con ello? Durante dos años le planteé la pregunta en el Parlamento. Se limitó a sentarse en su sillón y a ojear cualquier documento que tuviera sobre el escritorio. No podía responder a la pregunta. Más tarde un funcionario del Ministerio del Interior recibió el encargo de redactar una ley para recolectar datos para la lucha contra el terrorismo. Allí se afirma que el terrorismo es el uso ilegal de la violencia para la imposición de intereses políticos. En el Parlamento la CDU/CSU [conservadores], el FDP [liberales], SPD [socialdemócratas] y Los Verdes han decidido pues que George W. Bush y Tony Blair son terroristas. Y si en Afganistán se utiliza la violencia ilegal, ¿qué hemos de concluir de esta ley para los políticos responsables en la República federal?

Por utilizar de nuevo otra expresión común en el pensamiento neoliberal: usted es político profesional, su “producto” es la política. ¿Sigue existiendo una demanda para su producto?

Sí, porque los hombres esperan que sus condiciones de vida mejoren. Lo que me cruza a menudo por la cabeza pero no consigo entender es por qué los jubilados siguen votando a partidos que recortan sus pensiones.

¿Conoce usted el concepto Liquid Democracy?

No.

En principio se trata de que la gente pueda escoger libremente lo que más le interesa de los programas de diferentes partidos: la política de transporte público de Los Verdes, la política económica de La Izquierda, la política de Internet de los Piratas.

Eso es una reivindicación de la democracia directa. ¿Qué habría de tener yo en contra de eso?

Se pasaría por encima de los partidos.

Sí, eso se llama democracia directa.

¿No deberían los militantes de su partido poder elegir directamente la presidencia del partido?

Si tuviéramos un sólo presidente o presidenta, sí. Pero tenemos que respetar una cuota en la presidencia. [3] Cuando se escoge a dos personas que no se llevan bien entre sí, para el partido no supone más que inconvenientes. [Rudolf] Scharping y [Gerhard] Schröder, por ejemplo, en la presidencia [del SPD]; siempre fue mal. La Izquierda ha sido el primer partido que ha incluido en su programa los referendos vinculantes a sus propios militantes para todas las cuestiones políticas.

En mayo habrá elecciones en Schleswig-Holstein. La Izquierda presenta una intención de voto del dos por ciento, aunque el Zeitgeist la acompaña y Sahra Wagenknecht publica incluso en el [conservador] Frankfurter Allgemeine Zeitung.

El número de lectores que ha tenido el texto de Sahra Wageknecht Schluss mit Mephistos Umverteilung! [¡Acabemos con la redistribución mefistofélica!] en el Frankfurter Allgemeine Zeitung sólo pueblo explicármelo por la inseguridad en el campo burgués. Por desgracia pocas personas saben que La Izquierda es el único partido que conoce la salida de la crisis: un sistema bancario público, concesión de créditos del BCE a los estados europeos, reestructuración de la deuda y un impuesto a las rentas más elevadas. Si los electores de Schleswig-Holstein supieran todo esto, entonces estaremos representados con toda seguridad en su parlamento regional.

Muchos estarían de acuerdo con una nacionalización de la banca.

Sí, pero la crisis financiera es opaca. No por casualidad dijo Henry Ford que si la gente conociese de verdad nuestro sistema monetario entonces haría la revolución. Y falta coherencia. Helmut Schmidt, por ejemplo, ha calificado a los responsables de la crisis de psicópatas y reclamado una mayor regulación, pero al mismo tiempo ha propuesto a Peer Steinbrück como candidato a canciller, esto es, a un hombre que ha contribuido en buena medida a la desregulación del sistema financiero. A las personas les falta la experiencia concreta de que La Izquierda puede realizar sus reivindicaciones. A menudo me preguntan por qué en el Sarre podemos alcanzar el 20% de los votos. La respuesta es muy sencilla: los trabajadores del Sarre han pasado por situaciones muy difíciles que yo he vivido a su lado.

Recién acaba de disolverse el gobierno de la CDU. ¿Qué hará usted ahora?

Me presentaré como candidato a las elecciones.

¿Luchará por una coalición roji-roja [SPD-La Izquierda], aún cuando el SPD del Sarre ya le ha transmitido su intención de rechazarla antes incluso antes de que se celebren los comicios?

Sí. El rechazo en el SPD del Sarre no lo comparten todos los socialdemócratas. Mi propósito es evitar que el SPD de allí se coaligue con la tambaleante CDU y aplique un brutal programa de austeridad para las escuelas, la policía y los hospitales.

Quizá las personas no entiendan simplemente qué es realmente La Izquierda como partido. Yo mismo siempre me pregunto: ¿se trata de un partido socialista o de un partido verdaderamente socialdemócrata?

La base de nuestro programa es que la propiedad debe fundarse sobre el trabajo. La propiedad se adquiere con el trabajo. Con ello cuestionamos el actual orden económico en el que una minoría que con frecuencia ni siquiera trabaja es rica mientras la mayoría trabaja para ellos. El viejo principio liberal de que “la propiedad se origina en el trabajo” sólo lo representa La Izquierda.

¿Pero puede un partido socialista en un sistema no socialista obtener algún resultado?

Todos los partidos socialistas en el transcurso de su historia han quedado muy lejos de sus objetivos. De lo que concluyo que el capitalismo tiene un enorme potencial intoxicador para acoger y cooptar. ¿Cómo se sale de ello? Vivimos en una democracia imperfecta e incompleta, debemos hacer un trabajo de Sísifo. La idea de una dictadura de un partido es irreconciliable con la idea de socialismo.

Ahora que entramos en la cuestión de la República Democrática Alemana, ¿cuál fue el error por la que pereció?

Fracasó porque en este estado de obreros y campesinos los trabajadores tenían muy poco que decir. Acabo con ella la falta de democracia.

¿Y en qué punto se desvió la República Federal Alemana del camino adecuado (si es que alguna vez estuvo en el camino adecuado)?

Un punto de inflexión importante fue la caída del Muro de Berlín y el desplome de los estados comunistas. Desde entonces el neoliberalismo se ha expandido con una audacia aventurera.

No quisiera hablar con Ud. sobre Sahra Wagenknecht...

Es un tema en el que debo confesarle que no soy imparcial.

… pero actualmente juega un papel importante en el partido. En su último libro, Freiheit statt Kapitalismus [Libertad en lugar de capitalismo], habla positivamente de la economía de mercado, lo que ha sorprendido a muchos.

A mí no. Si se lee el libro correctamente, uno se da cuenta de que en realidad se refiere al así llamado ordoliberalismo de Walter Eucken. La máxima de Eucken de la economía de mercado era que quien obtiene los beneficios, debe también adherirse a los perjuicios. Eso significa que quien obtiene beneficios también debe responder por las pérdidas. Lo que ya no tiene ningún significado, toda vez que en nuestra época sin pies ni cabeza las pérdidas de los bancos han sido impuestas a la comunidad. Otro aspecto a tener en cuenta del libro sería que el estado debería de estar por encima de la economía. Esta frase disolvería hoy nuestro sistema por completo. A este respecto me parece muy ingenioso volver a recordar justamente esto.

N. del T.:
[1] Jakob Augstein y Oskar Lafontaine bromean sobre las preguntas y comentarios superficiales que los periodistas acostumbran a dirigir a Sahra Wagenknecht. [2] Alusión al primer artículo de la Ley Fundamental para la República Federal Alemana: “Die Würde des Menschen ist unantastbar” (La dignidad del hombre es inviolable). [3] La presidencia de La Izquierda se divide entre dos miembros en razón de su origen (Alemania oriental/Alemania occidental) y paridad de género (hombre/mujer).

Oskar Lafontaine fue Presidente del partido de La Izquierda entre 2007 y 2010.

Traducción para www.sinpermiso.info: Àngel Ferrero

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