viernes, 9 de noviembre de 2012

Paramilitares masacraron a 10 campesinos en Santa Rosa de Osos

Los responsables son miembros de la banda paramilitar "Los Rastrojos Foto VanguardiaLiberal
La masacre fue perpetrada la noche de este miércoles en la finca La España, situada en zona rural de San Isidro, donde se cultiva tomate de árbol. Solo un campesino sobrevivió a la masacre.


Los responsables son miembros de la banda paramilitar "Los Rastrojos", que habrían ejecutado este crimen en represalia por la negativa del propietario de la finca a pagar una extorsión.

"Los Rastrojos" son una versión renovada de narcotraficantes paramilitares que surgieron tras "la disolución", en 2006, de la red paramilitar AUC, en el marco de "un proceso de paz" con el Gobierno del ahora expresidente Álvaro Uribe.

Los asesinatos del paramilitarismo se reproducen por todo el país, en el Caribe, en el Pacífico, en Antioquia, en el Magdalena Medio, son presentados por el ejército, la policía y los medios de comunicación como resultado de vendettas entre bandas criminales de extorsionistas y narcotraficantes. En la realidad los asesinados, en su gran mayoría, son humildes pobladores de pequeños cascos urbanos, mineros artesanales y campesinos. En solo el nordeste antioqueño, una región totalmente militarizada, van cerca de 260 asesinados durante los últimos meses.

Los asesinos tienen diferentes nombres, que urabeños, que gaitanistas, rastrojos, águilas negras, "héroes" de la muerte de diferentes denominaciones locales y regionales.

¿Qué es lo que está pasando? Pues sencillamente se trata de la heredad de la "seguridad democrática" de los mandatos de Uribe Vélez, que consolidó un modelo de Estado local-regional mafioso y sicarial: el paramilitarismo de Estado.

O ¿cómo se explica que los centenares de asesinatos se estén produciendo a ojos vistas de militares y policías por todo el país? En la total impunidad.

Todo un desafío para el proceso de paz, cambiar un modelo de Estado mafioso, por uno que garantice primero la vida y luego todos los derechos propios de la dignidad humana de los y las colombianas.

Agencia Prensa Rural


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