lunes, 29 de abril de 2013

Medios públicos o privados deben estar al servicio de la sociedad

Intervención de Carlos A. Lozano Guillén, director del Semanario VOZ, en el Foro sobre Participación Política, panel sobre medios de comunicación. Bogotá D.C., 28 de abril de 2013


Señores y señoras
Compañeros y compañeras

El segundo tema de la agenda de La Habana, contenido en el Acuerdo General para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera, se refiere a la participación política, aspecto fundamental y que tiene que ver con la democracia y las libertades públicas, estos es, con la paz con democracia y justicia social. Los tres subtemas, de ser desarrollados y acordados, abren la posibilidad de una real apertura democrática y de consolidar un estado social de derecho, como lo pretendió en su origen la Constitución Política de 1991.

En lo que concierne a este panel, es vital la democratización de los medios de comunicación, en la actualidad en una exagerada concentración, que excluye el pluralismo y el arco iris de la realidad nacional. Medios de comunicación tolerantes, autónomos del poder dominante y sin depender de la fuente oficial; comunicadores y audaces, sin pretensiones de ser inquisidores, jueces o magistrados, son vitales para el fortalecimiento de la democracia y por ende para la paz

El de la participación es un vasto tema que coloca en el centro la profundización de la precaria democracia colombiana, una de las causas remotas del conflicto, y el goce de un auténtico estado social de derecho, eliminado en la ola contrarreformista de la Carta de 1991.

En Colombia se construyó a la par del régimen político excluyente, autoritario y presidencialista, un modelo de Estado inviable, apoyado en la violencia de la clase dominante para imponer sus políticas y defender el poder a toda costa. Por eso, no es casual que casi 22 años después de su vigencia no ha sido aprobado el Estatuto de la Oposición, ordenado por la Carta, por falta de voluntad en las alturas del poder bipartidista.

Cuán lejos están el Gobierno Nacional y los poderosos medios de comunicación que fabrican opinión pública, de ubicar el alcance de este tema, porque creen –y así lo difunden- que se reduce a garantizar que los guerrilleros tengan espacio político, una vez se produzca el acuerdo de paz estable y duradera.

Todo lo resuelven, desde su estrechez, con la idea que Timochenko e Iván Márquez tengan la oportunidad de ser elegidos al Congreso de la República, aunque claro está, en las condiciones de la misma seudodemocracia que se sostiene en el clientelismo, el ventajismo, la corrupción, la parapolítica, la violencia y las gabelas del poder, tal y como se controla la participación electoral. Pero sin cambios de fondo en la vida nacional, porque a juicio del poder actual el modelo es intocable. Esa idea de la paz gratis y sin cambios reales y eficaces es la causa fundamental de las frustraciones en anteriores procesos de diálogos en diversos gobiernos.

Por supuesto, no tengo nada en contra de que Timochenko, Iván Márquez y otros guerrilleros lleguen al Congreso de la República. Pero el problema de fondo son las reformas políticas y la electoral, que garanticen la democracia, la participación ciudadana, las condiciones de igualdad y el libre acceso a los medios de comunicación, que es evidente no existen en Colombia. Y deben favorecer no solo a los guerrilleros que se decidan a actuar en la vida política, sino también a todos los partidos y movimientos, en particular de la izquierda, sometidos a la persecución y al exterminio.

Es un problema de la política y no de lo electoral. En Colombia hay una confusión de los dos conceptos, hasta el punto que los partidos reconocidos con personería son aquellos que tienen presencia parlamentaria. La política está concebida solo para el espacio electoral. Por eso no cuenta para la participación democrática y para tener acceso a los medios de comunicación, dominados por grupos económicos y transnacionales, que desvirtúan su papel de interés público y social y los convierten en mercancía y en lucrativos negocios.

La participación es la garantía para adelantar la lucha social y popular. Es en la movilización donde se conquistan las masas y se les orienta hacia la toma del poder. La participación se asegura con mensajes inequívocos, con garantías ciertas y una prensa que no deforme la realidad, que no convierta mentiras en verdades o viceversa o que ignore la historia al ocultar hechos de la realidad cotidiana.

Cómo entender que a Gustavo Petro se le vaya a destituir con el argumento de promover el monopolio en la recolección de basuras al conformar una empresa distrital para este servicio en defensa de lo público, antes dominado por monopolios privados, mientras que el monopolio de los medios de comunicación avanza, protegido y estimulado desde el poder con el argumento de la libertad de prensa. ¡Qué horror! ¡A Petro se le persigue por defender lo público!

Las reformas políticas tienen que ver con la paz, la democracia y la defensa de lo público; que el país se abra a un Estado pluralista, de tolerancia y de equidad donde todos los partidos y movimientos sean tratados en plano de igualdad en función de la democracia y las libertades públicas.

Los medios de comunicación, privados o públicos, no deben ser objeto de monopolio y de exclusión, porque son oxígeno para la sociedad y para el clima democrático. Lo decimos desde el semanario VOZ donde hemos sido víctimas de asesinatos y persecuciones implacables. Hemos resistido con dignidad y heroísmo a todo tipo de intimidaciones y amenazas. Somos excluidos de la pauta oficial a la cual tenemos derecho, de la cual gozan los grandes medios que se lucran también de la multimillonaria publicidad privada que se le niega con actitud prepotente a los medios alternativos.

La paz tiene que estar en estrecha relación a cambios democráticos de fondo en la vida nacional, incluyendo a los medios de comunicación que deben estar al servicio de la sociedad sean públicos o privados. A nombre de la libre empresa, de la propiedad privada, no se pueden cercenar los derechos, ello es posible en este país porque existe un régimen plutocrático al servicio de los poderosos.

En la mesa respectiva, entregaremos una ponencia sobre este tema de vital importancia.

Muchas gracias

Semanario VOZ

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