lunes, 5 de agosto de 2013

Los jóvenes le apuestan a la paz

Hernando López

Enviado especial


El viejo avión chárter con 70 años de servicio, parecido al que llaman “La Marrana” de la lucha contrainsurgente militar, decoló del aeropuerto “Vanguardia” de Villavicencio con rumbo a La Macarena (Meta), el pasado jueves 4 de julio, casi al mediodía. La demora fue de cuatro horas por el mal tiempo en los dos municipios. A bordo estaban 15 delegados de la Federación Mundial de la Juventud Democrática (FMJD) y de organizaciones juveniles de América Latina, Alemania, Gran Bretaña y Bélgica, acompañados de Carlos A. Lozano Guillén, director de VOZ y dirigente del Partido Comunista Colombiano, William Rozo del CINEP, Eberto Díaz, presidente de Fensuagro, Diego Martínez, Secretario Ejecutivo del Comité Permanente de los Derechos Humanos y de un grupo numeroso de escoltas de confianza.



El avión surcó los cielos de los llanos orientales hacia lo profundo de la selva, en medio de una fuerte tormenta, que lo movía de un lado para otro. El nerviosismo de los ocupantes era atenuado por la risa y el buen humor de los jóvenes, dedicados a tomar fotografías desde la cabina del piloto. Al fondo, la espesura de la vegetación y las montañas del Parque Natural de La Macarena, ofrecían el atractivo paisaje de este pulmón ambiental en tierra colombiana. En 45 minutos aterrizó en el aeropuerto con evidente presencia militar. En la población, uno de los epicentros del Plan Consolidación, se estima que hay tres militares por cada habitante. Dicen los campesinos que a la fuerza pública la persigue el fantasma del jefe guerrillero el “Mono Jojoy”, que tuvo bastante presencia por años en esta región, hasta que fue abatido en un campamento bombardeado por los aviones de la Fuerza Aérea Colombiana. Un campesino comenta en voz baja: “les ayudó bastante a los más pobres”. Más de cuarenta toneladas de bombas fueron lanzadas contra el conocido insurgente.

La llegada

 

Los delegados internacionales posan con el director de VOZ, Carlos Lozano, frente al avión de 70 años de servicio que los llevó a La Macarena. Foto H.L.
Los delegados internacionales posan con el director de VOZ, Carlos Lozano, frente al avión de 70 años de servicio que los llevó a La Macarena. Foto H.L.



En La Macarena esperan ansiosos a las delegaciones internacionales, más de un millar de jóvenes, reunidos en la Brigada Juvenil Internacional y Nacional por la Paz, convocada por la Federación Mundial de la Juventud Democrática (FMJD), la Corporación Casa de la Juventud, la Asociación de Estudiantes Universitarios (ACEU), la Asociación de Estudiantes de Secundaria, Colectivo Yuca Brava, ASCALG, Juventud Despierta, Jóvenes Corpoyarí, Asociación de Mujeres de San Juan, entre otras.
Uno a uno los delegados sin excepción hacen los trámites de rigor bajo la mirada inquisidora de militares y policías. Un agente de policía con lentitud extrema revisa el documento de identidad y consulta los antecedentes en un computador portátil. Por el aeropuerto pasan y pasan soldados armados hasta los dientes. No cruzan palabra con los visitantes. Ni siquiera preguntan a qué llegan porque al fin y al cabo ya lo sabían. Desde el aeropuerto se escuchan las intervenciones de los jóvenes colombianos y sus consignas por la paz y la justicia social, reunidos en el Coliseo Municipal, en la vecindad de la base militar y del aeropuerto mismo. El casco urbano es una pequeña población olvidada e ignorada por el poder central. “Se acuerdan de ella solo para convertirla en escenario de la guerra”, anota un joven campesino.

Obstáculos de las autoridades

No fue fácil la realización de la Brigada Internacional por la Paz. Los militares y las autoridades municipales se opusieron en el Consejo de Seguridad dizque por razones de orden público, como si la paz fuera subversiva. Bueno, para ellos tal vez lo es. El mismo tratamiento le dieron en abril del presente año al Encuentro Internacional y Nacional por la Paz, en Florencia, Caquetá, que reunió a dos mil representantes de organizaciones femeninas del país.

Antes de la instalación se fue el servicio de agua. El Secretario de Gobierno Municipal argumentó que el ACPM, combustible para la máquina, lo da el Gobierno Departamental y está agotado. Semejante imprevisión obligó a Carlos Lozano, director de VOZ, a contactar al gobernador Alan Jara para buscar una solución y evitar la posible emergencia sanitaria. Igualmente, las autoridades locales pretendían obligar a los organizadores a contratar una póliza de contingencia de varios millones de pesos a última hora. Fueron muchas las dificultades y tropiezos, seguramente presionados por los militares que controlan la zona. “Son los que ejercen el poder”, según un concejal.

Nada pudo evitar lo que ya estaba escrito: el rotundo éxito de la Brigada Internacional y Nacional por la Paz, un bien supremo, más poderoso que la resistencia de los burócratas y de los guerreristas. Más de un millar de jóvenes colombianos colmaron las instalaciones, acompañados de los delegados de la FMJD, Cuba, Brasil, Venezuela, Panamá, El Salvador, Alemania, Bélgica y Gran Bretaña.


Para William Monsalve, Secretario General de la Juventud Comunista Colombiana, la Brigada Juvenil por la Paz fue un total éxito. “Es un real aporte de la joven generación a la lucha por la paz y en defensa de los diálogos de La Habana”.

La agenda

El panel de instalación, el viernes 5 de julio, fue sobre el tema de “Paz, solución política y la incidencia en La Macarena” con la participación, entre otros de Carlos Lozano, Diego Martínez, Eberto Díaz y jóvenes del municipio. Colocó el punto sobre la necesidad de que la joven generación, afectada por el conflicto, tenga una participación activa en los acuerdos de paz del Gobierno Nacional y las insurgencias. “Es un tema que nos atañe, no podemos marginarnos de una decisión en la que está comprometido el futuro de la patria”,en opinión de un participante. Luego vendrían las intervenciones de los delegados internacionales.

El sábado 6 de julio se cumplió el debate sobre temas importantes como derechos humanos, mujeres y derechos de la juventud. Los participantes rechazaron la militarización creciente, el Plan de Consolidación y el reclutamiento forzoso de los jóvenes para la guerra. “Estamos haciendo historia por la paz y la justicia social”. “La paz es nuestra meta, la guerra no es el camino”, algunas de las frases dichas por los delegados de la región.


En la noche del sábado 6 de julio se realizó la clausura con expresiones de júbilo y alegría de los participantes. Fue leída y aprobada la Declaración Política que plantea sin ambages la necesidad de la paz con democracia y justicia social. La paz no puede ser impuesta. Es un acuerdo dialogado para beneficio de Colombia. Un carnaval fue la clausura con actividades culturales y derroche de entusiasmo de los jóvenes.
Los muchachos le cumplieron a La Macarena. No hubo el más mínimo desorden. Lo hicieron en este municipio emblemático porque fue parte de la zona de distensión durante los diálogos del Caguán, región que padece el conflicto y de incalculable riqueza ambiental de flora y fauna. Es uno de los pulmones del mundo, un parque natural de los colombianos. Que en el futuro será un remanso de paz.




Más de un millar de jóvenes discutieron con entusiasmo para respaldar la paz con justicia social. Foto C.L.
Más de un millar de jóvenes discutieron con entusiasmo para respaldar la paz con justicia social. Foto C.L.



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