jueves, 29 de agosto de 2013

Mirador: El “cartel de los sapos”

Raúl Agudelo Medina, alias ‘Olivo Saldaña’
Carlos A. Lozano Guillén


Hace algunos meses, el fiscal general de la Nación, Eduardo Montealegre Lynett, denunció la existencia de un cartel de testigos al servicio de la Fiscalía y señaló en concreto que la mayoría de sus integrantes estaban en la cárcel de Chiquinquirá.



Tan grave reconocimiento no tuvo mayor repercusión, no obstante que de allí salieron acusaciones en procesos que cayeron de forma estrepitosa por la falsedad de las acusaciones, como los del ex diputado Sigifredo López y el vicepresidente Angelino Garzón. Lo grave es que este “cartel de los sapos” continúa intacto, siendo el soporte de muchos procesos judiciales del ente acusador, a pesar de las injusticias cometidas y del evidente desprestigio.


Cabeza visible de ese cartel es ‘Olivo Saldaña’, desertor de las FARC, sujeto descompuesto y controvertido al que la propia Fiscalía ha querido expulsar de Justicia y Paz. Saldaña es el artífice de la falsa desmovilización de una supuesta columna guerrillera en el norte del Tolima, que tiene encartado al ex alto comisionado para la Paz, Luis Carlos Restrepo, mientras el peligroso delincuente continúa prestando los servicios de testigo de oficio.


Acusó también al ex gobernador del Tolima y ahora secretario de Gobierno del Distrito, Guillermo Alfonso Jaramillo, y a otros dirigentes sociales y de izquierda, en todos los casos sin éxito. ¿Por qué algunos fiscales siguen utilizando sus declaraciones para abrir procesos judiciales contra dirigentes sociales y políticos? Saldaña ha demostrado con creces que es un mitómano perverso.


El sujeto aparece de nuevo en el proceso contra el dirigente de la CUT, vicepresidente de Fensuagro y miembro de la dirección nacional de Marcha Patriótica, Húber Ballesteros, a quien señala de ser miembro de las FARC y lo soporta en versiones inverosímiles. En la legalización de la captura de Húber, el fiscal de turno presentó el testimonio de alias ‘Olivo Saldaña’ sin ningún rubor, como si le mereciera plena credibilidad.


No solo para acusar al dirigente como un peligroso terrorista, sino también a Fensuagro, organización sindical de los campesinos, a la que presenta como un instrumento de las FARC. No es la primera vez que ello ocurre, aunque llama la atención que el fiscal de marras lo cree y lo presenta como hecho cierto, lo cual presagia la posible cacería de brujas contra toda la dirección y los afiliados de Fensuagro, uno de los pilares del paro nacional agrario que está en pleno desarrollo en el país.


Contra este columnista también se está urdiendo un montaje similar desde Chiquinquirá, esta vez por alias ‘Julián Cavir’, quien asegura que recibió 300 millones de pesos de Raúl Reyes, prueba que no aparece siquiera en algún computador mágico. Amanecerá y veremos.



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