jueves, 20 de febrero de 2014

“Con la UP renace la esperanza”

Carlos Lozano, candidato al senado por la UP en lista de la Alianza Verde, No. 38.
Por: Hernán Camacho


Habla Carlos Lozano, candidato al Senado.


En medio de la gira nacional que lo ha llevado a visitar casi todo el país, el candidato al Senado por la UP en la lista de la Alianza Verde le respondió unas preguntas de coyuntura política a VOZ.



–¿Cómo ha sido la recepción de la gente con la Unión Patriótica (UP) y sus candidaturas de Senado, Cámara y Parlamento Andino?

–Muy positiva y entusiasta. Es cierto que renace la esperanza. Así lo hemos constatado con Aída Avella, con quien hemos recorrido buena parte del país. Y seguimos andando, haciendo vida al andar, hasta cumplir la agenda el próximo 9 de marzo. La UP no se borró de la memoria de tantos hombres y mujeres del pueblo que salen a las calles a recibirnos con el mismo vigor y firmeza de hace casi tres décadas.


Es que el genocidio no logró sacarla de la memoria colectiva. De alguna manera dirigentes como Mario Upegui y tantos otros en el resto del país mantuvieron viva la llama upeísta e hicieron presencia con el Partido Comunista en el Frente Social y Político y el Polo Democrático Alternativo. Me ha llamado la atención la presencia de muchos jóvenes en las marchas y caminatas. Lo hemos conversado con Aída, son muchachos y muchachas que no conocieron la UP, pero que se han compenetrado con su realidad y con el significado de la esperanza para la paz, la justicia social y la unidad.


La presencia en Alianza Verde

–¿Su candidatura por la Alianza Verde en el No. 38 no riñe en nada con las aspiraciones de paz con cambios defendidas por el Partido Comunista y la UP?


–Como lo hemos explicado, nuestra presencia en la lista de la Alianza Verde obedece a un acuerdo político del Partido Comunista, la UP y otras fuerzas de izquierda y democráticas con los llamados verdes-progresistas, para centrar la campaña electoral en el tema de la paz y de un proyecto alternativo unitario con opción de poder.


Es una coalición que la entendemos en el camino de la construcción del frente amplio por la paz. Este se construye con sectores de izquierda y democráticos, más allá del Partido Comunista y de la UP. La unidad no puede hacerse mirándonos el ombligo o no viendo más allá de las narices. La paz es la tarea fundamental, difícil, porque debe ser con democracia y justicia social y ello implica derrotar la resistencia de la clase dominante, de la rancia oligarquía colombiana, como decía el comandante Chávez, a los cambios avanzados y progresistas.


Esa renuencia a cambiar lo inamovible del sistema burgués y violento es la causa del fracaso de tantos esfuerzos de paz en el pasado. El acuerdo en la Alianza Verde es programático, está escrito y firmado por todas las partes. Preservamos nuestra independencia y el derecho a la objeción de conciencia en aquellos temas en que no coincidamos y que son de principios.


–A propósito de la Alianza Verde, ellos definieron consulta abierta para las elecciones del 9 de marzo y todo indica que será candidato presidencial Enrique Peñalosa. Denos su opinión al respecto.


–No nos sentimos obligados con los resultados de la consulta de los verdes y mucho menos, como es previsible, si la gana Enrique Peñalosa con el respaldo de sus amigos uribistas. Nuestra candidata presidencial es Aída Avella y no es negociable en una consulta en la que no estamos, porque no creemos positiva la participación en ella de un personaje como Peñalosa, enemigo de la paz y promotor del neoliberalismo.


Estamos abiertos a la unidad, a forjar un proyecto unitario alternativo pero con la izquierda, con sectores democráticos y progresistas. Para cambiar a Colombia mediante transformaciones avanzadas y revolucionarias que nos coloquen en el huracán de los cambios patrióticos y avanzados de América Latina.


Defender soberanía popular


–La revocatoria al alcalde de Bogotá Gustavo Petro sigue ocupando titulares…

–No podemos equivocarnos. Ya lo entendió el Polo casi a regañadientes. A pesar de las diferencias tenemos que estar con Petro, víctima de la extrema derecha que quiere recobrar el poder en Bogotá. Uribe y Santos están detrás del complot de Ordóñez, este personaje pintoresco es el títere de la derecha para recuperar la administración de la capital y ponerla en función de los grandes intereses capitalistas nacionales y transnacionales.


Esa es la contradicción: Petro tocó intereses muy fuertes por el multimillonario negocio de las basuras en Bogotá. La defensa de lo público es el punto del conflicto, de quienes creen que el Estado es útil solo para proteger y beneficiar sus negocios y de quienes creemos que es para proteger el interés común y social, para el beneficio de toda la sociedad y con mayor razón de los trabajadores y las masas empobrecidas por el sistema plutocrático de las minorías.


Quieren sacar a Petro para recuperar la loba que amamanta sus negocios. Votaremos no a la revocatoria en el referendo y esta coincidencia en defensa de lo público y de la soberanía popular nos acerca en el objetivo fundamental: construir el frente amplio por la paz y una opción de poder democrático y popular.


–En su cuenta de twitter @carloslozanogui usted señalaba que los enemigos del proceso de paz están dentro y fuera del gobierno Santos. ¿Cómo es eso?


–Por supuesto. Actúan dentro del Gobierno debido a la debilidad del de Santos y a las concesiones que les hace a la extrema derecha. El ejemplo más reciente fue la denuncia de las chuzadas ilegales y criminales de la inteligencia del Ejército, investigadas por la Fiscalía General de la Nación. Santos, en principio, estaba consternado y respaldó la investigación judicial. Luego de la reunión con los militares y de la suspensión temporal de dos generales, sencillamente cambió la posición y defendió las chuzadas y demás actos ilícitos calificándolos de legales.


Ocurrió después de la reunión con la cúpula militar en la cual, según dicen, los generales lo apretaron. En un Gobierno firme y decidido a defender la democracia y el proceso de paz, habrían sido destituidos el comandante del Ejército y el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, simple marioneta de los altos mandos que defienden sus intereses en la guerra. Los enemigos externos ya se conocen: el uribismo, los ganaderos, los militares en retiro, las mafias que se han apoderado de negocios, incluyendo el narcotráfico, todo un entramado siniestro que trabaja por llevar el país al abismo de la confrontación.


–¿Cómo va el proceso de paz? Se discute la sustitución de cultivos denominados ilícitos. ¿Ve posible un acuerdo de ese punto cerca?


–Ojalá se llegue a un pronto acuerdo como lo deseamos los que promovemos la solución política democrática. Pero en buena medida depende de la voluntad de la clase dominante, siempre renuente a los cambios en la vida nacional. La paz estable y duradera depende de los acuerdos para fortalecer la democracia, la participación política de todos los ciudadanos en igualdad de condiciones, y de mayor justicia social. Lo importante es que hay diálogo. Hay que defenderlo, porque mientras la guerrilla y el Gobierno estén sentados en la mesa de La Habana habrá esperanza de paz.


Se requieren gestos del Gobierno, respeto a las protestas populares y sociales, detener la persecución a los luchadores populares porque las cárceles se están llenando de presos políticos, y dar garantías de acción a las organizaciones de izquierda y sociales que se movilizan con el pueblo.


–¿Hay garantías electorales?


–No las hay. La hostilidad y las amenazas contra los luchadores sociales y populares; contra los candidatos de la izquierda, en particular de la UP, así lo demuestran. Es un asunto de voluntad política, de frenar a los que promueven los actos contra la democracia, desde dentro y fuera del Gobierno. Ahí están los violentos, los que se amparan en el terrorismo de Estado.


Para no hablar de las elecciones desiguales, del ventajismo a favor de los partidos del Establecimiento, del clientelismo y la compra de votos que campean en la campaña. Son elecciones a la colombiana. Este campo exige una profunda reforma política que el Gobierno no acepta ni siquiera en función de la perspectiva de la paz con democracia y justicia social.


–¿Qué opina del voto en blanco?


–El voto en blanco, al menos en esta ocasión, es inocuo. Sería positivo en las condiciones del célebre texto de José Saramago “Ensayo sobre la lucidez”, pero estamos ante un proceso político en Colombia en donde las contradicciones con la clase dominante son relevantes. El voto en blanco, en este contexto, se coloca en el campo de la imparcialidad. Ni chicha ni limoná.


No hay comentarios:

Publicar un comentario