lunes, 3 de marzo de 2014

El Estado colombiano no es ninguna paloma de la paz: Carlos Lozano, candidato al Senado por la Alianza Verde


Canal Capital

El Congreso que resulte elegido el próximo 9 de marzo tendrá la responsabilidad de decidir sobre temas de coyuntura que son de gran importancia para el país, algunos de los cuales hacen parte de la agenda de negociación entre el Gobierno y las FARC. El papel de los militares en el postconflicto y las consecuencias del espionaje del Ejército en el proceso de paz, la continuación o no de la salida negociada al conflicto armado, la necesidad de cambios estructurales para construir la paz y las propuestas programáticas específicas de cuatro candidatos al Senado, fueron los temas de debate de “La Controversia” de Canal Capital, conducido por León Valencia.



Como “irresponsables” calificó el candidato al Senado por el Centro Democrático, Iván Duque, las declaraciones del también aspirante por la Alianza Verde, Carlos Lozano, según las cuales el ex presidente Álvaro Uribe debe explicar su relación con el paramilitarismo y la parapolítica. Lozano afirmó, encendiendo el debate con sus opiniones, que las responsabilidades deben ser de doble vía y que no se le pueden endilgar a la guerrilla todos los males que aquejan al país.


Lozano también expresó su molestia frente a la actitud del ex presidente Uribe con el genocidio político del que fue víctima su partido y extendió su queja al Estado colombiano en general: “Uribe no quiso llegar a un acuerdo amistoso con la Unión Patriótica- UP, argumentando que sus víctimas tenían relación con la guerrilla. Históricamente, el Estado colombiano ha sido violento, no es ninguna mansa paloma de la paz”, afirmó categóricamente.


El que empezó siendo un debate tranquilo se convirtió, a partir de este cruce de acusaciones, en un debate airado donde el único punto de acuerdo entre los candidatos invitados pareció ser el de la importancia de la paz como tema político.


El contrapunteo continuó cuando Duque enfrentó duramente a Lozano y le preguntó cuál sería su posición si la actual agenda de negociación entre el Gobierno y las FARC tuviera las características que, según sostuvo, enmarcaron el proceso de desmovilización de los paramilitares: cese de actividades criminales, veeduría de un organismo internacional, entrega de armas, penas privativas de la libertad y sometimiento a la Ley de Justicia y Paz.

Lozano no disminuyó sus críticas e insistió en que para lograr la paz es necesario que el país haga cambios de fondo: “Este no es un conflicto que surgió de la nada –aseveró-, sino que tiene profundas causas políticas, sociales y económicas y se ha retroalimentado con la violencia que se ha ejercido siempre desde el poder y con su actitud en contra de la lucha social”.

En ese mismo sentido se expresó el campesino Alberto Castilla, líder de la región del Catatumbo –uno de los protagonistas del Paro Agrario con más repercusión en la historia reciente del país-, quien incursiona por primera vez en la contienda electoral como candidato al Senado por el Partido Democrático Alternativo- PDA. Castilla aseguró que “tiene que haber garantías para la protesta social y para la oposición política”.
El escándalo de “Andrómeda”

El reciente escándalo por la interceptación ilegal de que fueron objeto los negociadores del gobierno en el diálogo con las FARC por parte del Ejército fue uno de los temas más álgidos en el debate de los cuatro candidatos. (Ver artículo de la Revista Semana “¿Alguien espió a los negociadores de La Habana?”)


Freddy Padilla de León, ex comandante de las Fuerzas Militares y actual candidato al Senado por el oficialista Partido de la U, según su propia versión del asunto, al parecer justifica la maniobra del Ejército.


El General (R) argumentó que la fachada de inteligencia bajo la cual se espió a varios protagonistas de la vida nacional estaba velando “porque no haya actividades criminales contra la sociedad” y no espiando ilegalmente a los negociadores porque, dijo, “eso no le interesa a las unidades militares implicadas en la Operación Andrómeda. Es importante que eso quede claro”.


¿Quién cree, entonces, que está detrás de laque fueron reveladas por el columnista Daniel Coronell, de la revista Semana? Le preguntó Lozano a Padilla de  manera directa y enérgica.  (Ver columna “El Presidente espiado”).


El líder del Catatumbo también difirió de la posición de Padilla y aseguró que la “Operación Andrómeda” demuestra que hay inconformidad y malestar entre los militares con respecto al proceso de paz. Tanto el espionaje como la filtración de información secreta que fue dada a conocer al ex presidente Uribe están orientadas a “torpedear el proceso”, agregó.


¿Realmente el uribismo tiene interés en dirigir sus fuerzas en contra de las negociaciones en La Habana?, preguntó León Valencia.


“Nuestro partido no es enemigo de la paz, pero no queremos paz con impunidad”, puntualizó Duque, candidato del Centro Democrático. “Creemos en una paz donde haya verdad, justicia y reparación para las víctimas, que los alzados en armas admitan que cometieron crímenes y que acepten penas privativas de la libertad. Si no, se estarán generando nuevas violencias y dando argumentos a nuevas organizaciones criminales para que se organicen y presionen al Estado”, aseguró.


Sobre el temor de ciertos sectores a un golpe de Estado, Padilla, candidato del Partido de la U, afirmó: “Las Fuerzas Militares son muy profesionales y han hecho un sacrificio inmenso en la búsqueda de la paz. Las actuales negociaciones entre el Gobierno y las FARC son consecuencia de su esfuerzo y el de la sociedad. Estoy seguro de que no pasa por la mente de ningún militar ni policía de Colombia la posibilidad de un golpe de Estado”.
Paz negociada y propuestas programáticas


“Desde el movimiento social y campesino entendemos la paz como justicia social y condiciones de vida digna, no sólo como la firma de un acuerdo para la terminación del conflicto armado entre el Gobierno y la guerrilla”, aseguró el líder campesino Alberto Castilla.


“Pasar de la protesta en la calle a estar en el Congreso de la República es fundamental para nosotros, para que lo que exigimos en el Paro Agrario se vuelva legislación y política pública; para contribuir a la paz que estamos soñando”, añadió.


Carlos Lozano se expresó en un sentido similar, aclarando que su partido, la UP, participa en la coalición con la Alianza Verde y otros sectores a través de un acuerdo político, y no de un simple acuerdo electoral, que tiene como línea fundamental la paz con democracia y justicia social.


“Ahí va a ser muy importante el nuevo Congreso –enfatizó Lozano- porque lo que se firme en La Habana y lo que se pueda firmar en un eventual proceso con la guerrilla del ELN va a necesitar unos trámites que bien pueden convertirse, posteriormente, en una Asamblea Nacional Constituyente”.


Para el general retirado Freddy Padilla, las negociaciones de paz entre el Gobierno y las FARC deben culminar con un acuerdo que permita el cese de la violencia. “Que venga una etapa de postconflicto con paz, seguridad y educación, para que los colombianos entiendan que debe haber un país con más tolerancia e inclusión y para que los excombatientes tengan nuevos valores y principios que les permitan insertarse en la sociedad”, dijo.


Duque, candidato del uribismo, aseguró que lo que inspira a su partido no es el antigobierno. Destacó que el Centro Democrático es un partido que quiere “seguridad con garantías de respeto a los derechos humanos y que cree en la justicia y en la paz,  pero sin impunidad”.


El Congreso elegido el próximo 9 de marzo tendrá enormes responsabilidades, entre ellas, la de tomar decisiones referentes a la justicia y a la construcción de un eventual escenario postconflicto.


A la sociedad colombiana le urge encontrar salidas a graves problemáticas que no pueden estar mucho tiempo más sin solucionarse. En ese sentido, el Congreso 2014 – 2018 puede ser de una importancia histórica para el país.


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