sábado, 8 de noviembre de 2014

Mirador: Artillería política



Carlos A. Lozano Guillén

carloslozanogui@outlook.es


¿Qué sentido tienen las palabras del presidente Juan Manuel Santos en Europa, donde se supone está solicitando apoyo para lo que él llama el posconflicto, llenas de pedantería y de agresividad guerrerista, cuando dice que es el peor enemigo de las FARC y que las mismas están debilitadas? ¿Qué tienen que ver esas palabras con los diálogos de paz en La Habana? ¿Otra concesión al militarismo o reflejo de su debilidad ante el uribismo y el sector militar que no lo acompaña? Es una falsa salida del mandatario; debilita el diálogo, porque semejantes palabras solo pueden generar confusión en el país y desconfianza en la contraparte sobre las verdaderas intenciones gubernamentales.


A estas alturas de las conversaciones de La Habana, donde a pesar de las dificultades que todavía pesan en los resultados y en la celeridad del proceso, se ha avanzado bastante, es mejor la artillería política que las expresiones arrogantes, salidas de tono.

La guerrilla de las FARC-EP prefirió fortalecer la delegación de paz con varios cuadros políticos y militares del mayor nivel, calificada por Iván Márquez como “el ingreso de una verdadera artillería política en favor de la paz”, distante de darle fuerza a la guerra, lo cual es un camino, en el entendido de que se está dialogando bajo los rigores de la confrontación armada.

En respuesta a este gesto positivo, aparece en toda su magnitud la mezquindad del establecimiento burgués. Sábanas en la “gran prensa” y largo espacio en los grandes medios de comunicación están dedicados a descalificar a los integrantes de la “artillería política” que llegan desde las montañas de Colombia a ser protagonistas de primera línea en este esfuerzo de paz.

Varios miembros del Secretariado e integrantes del Estado Mayor Central están en La Habana. Es la mejor demostración de que todos los bloques y frentes guerrilleros respaldan los diálogos. Paz con democracia y justicia social es el reto de Colombia hoy, si realmente hay el interés de todas las partes y en este sentido sobra la pedantería del que se cree vencedor cuando no lo es, porque nadie está sentado en La Habana en la condición de derrotado. ¡Que se quiten de la cabeza esa alucinación!

Militares activos que están por la paz han dicho en privado que saludan esa decisión de las FARC-EP, porque le da fuerza y contundencia a las decisiones que adopte la delegación en La Habana. Aunque algunos tienen el temor de que si se van todos los jefes pueden perder el control sobre las tropas insurgentes en el país. Nada que ver, porque, al contrario, lo que sobresale es que el Secretariado, el Estado Mayor Central y su Comandante tienen la suficiente autoridad en las filas guerrilleras. El Gobierno debe entender que la paz está cerca si hay voluntad.

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